By ANELLA RETA / AFP
SAO PAULO
Brasil dio comienzo a un largo maratón para recibir entre el 2014 y el 2016 las dos competencias deportivas más importantes del mundo, el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos, con la urgente necesidad de inversiones y de mejorar su burocratizada administración, señalaron analistas a la AFP.
Tras el nombramiento de Rio de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos del 2016, el gigante sudamericano festejó y prometió inversión, actividad económica y recursos. Pero antes deberá remodelar y construir estadios para que 12 ciudades puedan recibir el Mundial de Fútbol en el 2014.
Para organizar ambas competencias, el país deberá realizar una inversión que oscilará entre $17,600 y $30,000 millones, estimó el profesor Francisco Carlos, de la Fundación Instituto de Investigaciones Económicas (FIPE).
``Y mi gran pregunta es: ¿de dónde va a venir ese dinero?'', señaló.
Brasil deberá enfrentar en un primer tiempo el problema de la ``gran inversión en infraestructura para recibir los dos eventos que son de gran porte, ya que el país no tiene la infraestructura necesaria'', afirmó.
De esta manera se precisará mejorar y ampliar el transporte terrestre y aéreo, desarrollar la oferta hotelera y las telecomunicaciones, para responder a una gran demanda. Y esto ``va a estimular bastante la economía del país'', señaló Carlos.
Sin embargo, esto generará un fuerte impacto en el propio gobierno, que es el que realizará buena parte de esa inversión. Actualmente el Estado destina sólo 1% del presupuesto a mejorar la infraestructura y con la necesidad de cumplir con ambas competencias ``el gobierno va a aumentar la deuda pública al extremo'', según Carlos.
Otro gran peligro que, según expertos, enfrenta el gobierno, es la falta de gestión: ``Brasil no tiene esa tradición'' ya que se trata de un país de ``personas improvisadoras'', señaló Marilson Alves Goncalves, profesor de Administración de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Los gobiernos ``han trabajado más de forma reactiva que proactiva'', y ``la idea de un sueño [como la Copa o los Juegos] es fundamental para que se desarrolle una estrategia de país. Brasil no tiene una estrategia común, siempre fue un país de personas improvisadoras'', declaró a
la AFP.
Ante la posibilidad de atraer un elevado volumen de inversiones privadas, Alves estima que el gobierno precisa generar un marco de gestión sólido, ya que con mucho dinero y sin administración se corre ``el mismo peligro que un carro con potencia pero sin dirección''.
A veces, ``es mejor tener pocos recursos y crear diferenciales competitivos, que tener muchos recursos y hacer un mal uso de ellos'', agregó.
Por su parte, Francisco Carlos precisó que los capitales extranjeros ``sólo vienen al país si las reglas son muy claras'' y hoy no lo son. Por eso, para atraer inversiones extranjeras en infraestructura, Brasil necesita realizar profundas reformas tributarias, que desburocraticen el proceso impositivo, y en las que disminuya la carga fiscal, agregó
Carlos.
SAO PAULO
Brasil dio comienzo a un largo maratón para recibir entre el 2014 y el 2016 las dos competencias deportivas más importantes del mundo, el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos, con la urgente necesidad de inversiones y de mejorar su burocratizada administración, señalaron analistas a la AFP.
Tras el nombramiento de Rio de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos del 2016, el gigante sudamericano festejó y prometió inversión, actividad económica y recursos. Pero antes deberá remodelar y construir estadios para que 12 ciudades puedan recibir el Mundial de Fútbol en el 2014.
Para organizar ambas competencias, el país deberá realizar una inversión que oscilará entre $17,600 y $30,000 millones, estimó el profesor Francisco Carlos, de la Fundación Instituto de Investigaciones Económicas (FIPE).
``Y mi gran pregunta es: ¿de dónde va a venir ese dinero?'', señaló.
Brasil deberá enfrentar en un primer tiempo el problema de la ``gran inversión en infraestructura para recibir los dos eventos que son de gran porte, ya que el país no tiene la infraestructura necesaria'', afirmó.
De esta manera se precisará mejorar y ampliar el transporte terrestre y aéreo, desarrollar la oferta hotelera y las telecomunicaciones, para responder a una gran demanda. Y esto ``va a estimular bastante la economía del país'', señaló Carlos.
Sin embargo, esto generará un fuerte impacto en el propio gobierno, que es el que realizará buena parte de esa inversión. Actualmente el Estado destina sólo 1% del presupuesto a mejorar la infraestructura y con la necesidad de cumplir con ambas competencias ``el gobierno va a aumentar la deuda pública al extremo'', según Carlos.
Otro gran peligro que, según expertos, enfrenta el gobierno, es la falta de gestión: ``Brasil no tiene esa tradición'' ya que se trata de un país de ``personas improvisadoras'', señaló Marilson Alves Goncalves, profesor de Administración de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Los gobiernos ``han trabajado más de forma reactiva que proactiva'', y ``la idea de un sueño [como la Copa o los Juegos] es fundamental para que se desarrolle una estrategia de país. Brasil no tiene una estrategia común, siempre fue un país de personas improvisadoras'', declaró a
la AFP.
Ante la posibilidad de atraer un elevado volumen de inversiones privadas, Alves estima que el gobierno precisa generar un marco de gestión sólido, ya que con mucho dinero y sin administración se corre ``el mismo peligro que un carro con potencia pero sin dirección''.
A veces, ``es mejor tener pocos recursos y crear diferenciales competitivos, que tener muchos recursos y hacer un mal uso de ellos'', agregó.
Por su parte, Francisco Carlos precisó que los capitales extranjeros ``sólo vienen al país si las reglas son muy claras'' y hoy no lo son. Por eso, para atraer inversiones extranjeras en infraestructura, Brasil necesita realizar profundas reformas tributarias, que desburocraticen el proceso impositivo, y en las que disminuya la carga fiscal, agregó
Carlos.
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