La mirada de Quintana ¿le dice algo? (foto)
El cuestionamiento hacia Juan Ramón Quintana, el ministro favorito de Evo Morales, está subiendo de tono y hay muchos que aseguran que su hasta hoy intocable poder está en franco declive debido al persistente “serruchaje” al que está siendo sometido no solo por las “organizaciones sociales” adscritas al MAS, sino también por el más íntimo entorno presidencial.
Ocurre que a Juan “camión” le hicieron un presente griego al encargarle la campaña en Pando, departamento que fue víctima de sus más sañudas acciones, entre ellas las muertes en Porvenir y el bullado caso de los 33 camiones cargados de contrabando (al que debe su apelativo) y que como suele ocurrir cuando algún jerarca masista está implicado, quedará simplemente en la nada, aunque los contrabandistas engañados hayan reactivado el juicio exigiendo se incluya a Quintana y a su empleado el prefecto Bandeiras en el proceso.
El Ministro de la Presidencia no solo incurrió en abusos y atropellos contra la oposición sino también contra sus propios correligionarios que no ven con buenos ojos el poder y la influencia que tiene sobre Evo Morales, los cuales usa de forma discrecional e inescrupulosa.
Uno de los episodios que muestra la merma de su poder está relacionado con los servicios de salud de las Fuerzas Armadas y la Universidad, que los ministros de Salud, Ramiro Tapia y de Finanzas, Luis Arce pretendían que pasen al control gubernamental. No es que Quintana se hubiera opuesto a la medida porque al fin y al cabo es el principal exponente de esa corriente avasalladora dentro del gobierno.
Quintana argumentó que la medida podría acarrear el rechazo dentro de las Fuerzas Armadas y la Universidad -lo que efectivamente ocurrió-, y por tanto consideraba que podrían haber efectos contraproducentes y poco deseables en una época electoral. Por tanto sostuvo que la medida debiera ser simplemente postergada para volver a la carga luego de los comicios de diciembre próximo.
Estas observaciones ocasionaron la molestia de los ministros Tapia y Arce, quienes evidentemente no tienen el olfato político de Quintana y solo consideraron a los servicios de salud militar y universitario como una nueva fuente de recursos ante la difícil época que se avecina.
En la reunión de gabinete del pasado miércoles se produjo un fuerte cruce de palabras entre los ministros Tapia y Quintana, que según dicen estuvo a punto de pasar a mayores. Tapia presentó sobre la marcha su renuncia la cual, fue rechazada por el presidente Evo Morales ante la indisimulada molestia de Quintana quien observa con preocupación que en el gabinete cada vez se hace menos lo que él ordena.
Lo que ocurre es que sus métodos sucios y violentos que en ocasiones le dio resultado ahora no están funcionando.
La pérdida de poder de Quintana se origina principalmente en que, de acuerdo a las encuestas, el sistemático trabajo que se realiza para volcar la preferencia electoral en Pando, incluido el traslado de cocaleros chapareños, no está dando los resultados deseados.
En criterio de quienes lo tienen en la mira está situación impedirá que el MAS haga realidad sus sueño de tener los dos tercios en el Senado y la están aprovechando para minar la situación de quien acostumbra a tratarlos con la punta del zapato.
Quintana sabe que en lo personal en las próximas elecciones se está, literalmente, jugando la cabeza ya que desde el llano le resultaría muy difícil defenderse de las muchas fundadas acusaciones que existen en su contra. Si bien ha optado por mantener un perfil bajo, su actividad es intensa y no ha soltado su presa que abarca no solo Pando y Beni sino también a otras regiones del oriente. Cuando un hombre de esta catadura esta medio “desaparecido” es porque anda en algo siniestro.
Como nada es eterno y menos el poder, es posible que tarde o temprano el abusivo ministro termine como el peruano Vladimiro Montecinos y que entonces hasta sus compañeros masistas observen impasibles como el “todopoderoso” hace el mismo viaje que obligó a hacer a Leopoldo Fernández pero en sentido inverso para ser juzgado en Cobija.
El cuestionamiento hacia Juan Ramón Quintana, el ministro favorito de Evo Morales, está subiendo de tono y hay muchos que aseguran que su hasta hoy intocable poder está en franco declive debido al persistente “serruchaje” al que está siendo sometido no solo por las “organizaciones sociales” adscritas al MAS, sino también por el más íntimo entorno presidencial.
Ocurre que a Juan “camión” le hicieron un presente griego al encargarle la campaña en Pando, departamento que fue víctima de sus más sañudas acciones, entre ellas las muertes en Porvenir y el bullado caso de los 33 camiones cargados de contrabando (al que debe su apelativo) y que como suele ocurrir cuando algún jerarca masista está implicado, quedará simplemente en la nada, aunque los contrabandistas engañados hayan reactivado el juicio exigiendo se incluya a Quintana y a su empleado el prefecto Bandeiras en el proceso.
El Ministro de la Presidencia no solo incurrió en abusos y atropellos contra la oposición sino también contra sus propios correligionarios que no ven con buenos ojos el poder y la influencia que tiene sobre Evo Morales, los cuales usa de forma discrecional e inescrupulosa.
Uno de los episodios que muestra la merma de su poder está relacionado con los servicios de salud de las Fuerzas Armadas y la Universidad, que los ministros de Salud, Ramiro Tapia y de Finanzas, Luis Arce pretendían que pasen al control gubernamental. No es que Quintana se hubiera opuesto a la medida porque al fin y al cabo es el principal exponente de esa corriente avasalladora dentro del gobierno.
Quintana argumentó que la medida podría acarrear el rechazo dentro de las Fuerzas Armadas y la Universidad -lo que efectivamente ocurrió-, y por tanto consideraba que podrían haber efectos contraproducentes y poco deseables en una época electoral. Por tanto sostuvo que la medida debiera ser simplemente postergada para volver a la carga luego de los comicios de diciembre próximo.
Estas observaciones ocasionaron la molestia de los ministros Tapia y Arce, quienes evidentemente no tienen el olfato político de Quintana y solo consideraron a los servicios de salud militar y universitario como una nueva fuente de recursos ante la difícil época que se avecina.
En la reunión de gabinete del pasado miércoles se produjo un fuerte cruce de palabras entre los ministros Tapia y Quintana, que según dicen estuvo a punto de pasar a mayores. Tapia presentó sobre la marcha su renuncia la cual, fue rechazada por el presidente Evo Morales ante la indisimulada molestia de Quintana quien observa con preocupación que en el gabinete cada vez se hace menos lo que él ordena.
Lo que ocurre es que sus métodos sucios y violentos que en ocasiones le dio resultado ahora no están funcionando.
La pérdida de poder de Quintana se origina principalmente en que, de acuerdo a las encuestas, el sistemático trabajo que se realiza para volcar la preferencia electoral en Pando, incluido el traslado de cocaleros chapareños, no está dando los resultados deseados.
En criterio de quienes lo tienen en la mira está situación impedirá que el MAS haga realidad sus sueño de tener los dos tercios en el Senado y la están aprovechando para minar la situación de quien acostumbra a tratarlos con la punta del zapato.
Quintana sabe que en lo personal en las próximas elecciones se está, literalmente, jugando la cabeza ya que desde el llano le resultaría muy difícil defenderse de las muchas fundadas acusaciones que existen en su contra. Si bien ha optado por mantener un perfil bajo, su actividad es intensa y no ha soltado su presa que abarca no solo Pando y Beni sino también a otras regiones del oriente. Cuando un hombre de esta catadura esta medio “desaparecido” es porque anda en algo siniestro.
Como nada es eterno y menos el poder, es posible que tarde o temprano el abusivo ministro termine como el peruano Vladimiro Montecinos y que entonces hasta sus compañeros masistas observen impasibles como el “todopoderoso” hace el mismo viaje que obligó a hacer a Leopoldo Fernández pero en sentido inverso para ser juzgado en Cobija.
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