13 de Octubre de 2009 a las 14:47 por EJU
Nuestro país se ubica en el último lugar en desarrollo democrático, lo que significa que algo anda mal, pero las autoridades nacionales no toman en cuenta esos cómputos que provienen de organismos internacionales.
Editorial El Diario
Lo peor es que dejan que la situación se agrave y los únicos que cargan con las consecuencias son los bolivianos, porque la imagen del país se va deteriorando cada día, por los errores de los gobernantes, muchos de ellos sin experiencia en administración pública, con improvisados como sus más próximos colaboradores. Las exigencias sociales y otros asuntos son politizados por las autoridades, postergando la solución de los mismos.
Durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada los partidos que se alineaban en la oposición aprovechaban los resultados negativos que arrojaban los estudios realizados por organismos internacionales sobre el comportamiento del país en diversas materias. Entonces se hizo escarnio del calificativo de “Bolivia, campeón de la corrupción”, los ataques y cuestionamientos de opositores coyunturales no se dejaron esperar. Pasado el tiempo las cosas cambiaron y quienes antes atacaban a los corruptos, ahora ocupan el lugar que criticaban y cometen actos cuestionables, lo que queda demostrado con los casos Santos Ramírez y su paso por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos; la venta y desaparición de tractores que debían ser entregados a comunidades campesinas; los sobreprecios en la compra de productos y bienes que adquiere el Ejecutivo, como ocurrió con los terrenos adquiridos para la explotación del hierro contenido en los yacimientos de El Mutún en Santa Cruz.
La actual administración gubernamental está soportando críticas a nivel mundial por su forma de gobernar. Por ejemplo, aunque las autoridades aseguren que la lucha contra el narcotráfico es un éxito por el descubrimiento de fábricas donde se procesa cocaína y la confiscación de toneladas de ese alcaloide, como también de marihuana, la realidad es que la ilícita actividad de los narcotraficantes ha aumentado en el país, lo que puede ser comprobado con el crecimiento de los cultivos de coca, cuya producción excedentaria es destinada a la elaboración de droga. Esto deviene de hace años y el resultado fue la descertificación de Bolivia en la lucha contra el narcotráfico en las gestiones 2007 y 2008.
El Gobierno rechazó las denuncias sobre corrupción de funcionarios de su administración, la cual quedó al descubierto cuando fue asesinado un empresario que portaba un maletín con miles de dólares que debía entregar a un alto ejecutivo de la empresa fiscal del petróleo y alto dirigente del Movimiento Al Socialismo. Entonces se conoció licitaciones concertadas, firma de contratos con empresas recién constituidas y sin experiencia, pago de “coimas”. Otro caso sonado de corrupción fue la autorización desde Palacio de Gobierno para el ingreso a territorio boliviano de 33 camiones de alto tonelaje cargados con mercadería de contrabando. En otros casos están involucrados subalternos, lo que afecta al gobierno del MAS.
Recientemente se ha conocido que Bolivia ocupa el último lugar del ranking en un estudio sobre desarrollo democrático, realizado por una fundación alemana. Esto significa que estamos entre los peores países de Latinoamérica en materia de democracia, lo que es fundamentado por el trabajo de campo que se realizó y la forma de administración gubernamental masista. En una escala del 1 al 10 ocupamos el último puesto con 2.5 por ciento, en tanto Chile ocupa el primer lugar con 10, luego está Costa Rica con 9.6. Los representantes del Ejecutivo consultados al respecto manifestaron que oportunamente el Gobierno emitiría un criterio oficial.
El Indice de Desarrollo Democrático de América Latina “califica las condiciones básicas de democracia, el respeto a los derechos políticos y las libertades civiles, la calidad institucional, la eficacia política y el poder efectivo de gobernar”. Tales parámetros son negativos en el país, porque no hay respeto por la democracia, ya que se amenaza y prohibe la libre circulación y el derecho a disentir y la libertad de opinión. Los opositores son sometidos a procesos jurídicos amañados. No hay coordinación y respeto entre poderes del Estado, el Ejecutivo se empeña en destruir al Judicial y someterlo para tenerlo bajo su control. Las agresiones en todo nivel son permanentes. El último puesto de Bolivia en el estudio que nos ocupa se debe a los abusos y la forma de gobernar del masismo, que ha relegado la administración gubernamental por la campaña política proselitista, por la politización de los problemas que nos afectan, la falta de respeto a los derechos de las personas y, sobre todo, la persecución a representantes del Poder Judicial, las agresiones a medios de comunicación, la violación a la Constitución Política del Estado y otras normas. El último puesto en desarrollo democrático no sorprende a los bolivianos, porque demuestra lo que realmente sucede en Bolivia.
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